Españoles deportados a los campos de concentración nazis

Monumento a los españoles presos en Mauthausen
Terminamos el estudio del fascismo y el nazismo analizando los millones de víctimas provocadas por la bárbara represión llevada a cabo antes y durante la Segunda Guerra Mundial en nombre de sus ideales. Unas cifras que superan ampliamente los 15 millones de personas habidas en los numerosos centros de trabajo, concentración y exterminio. La mayoría fueron judíos las identificamos en el llamado Holocausto, sin embargo, otros grupos fueron objeto de persecución como los gitanos, homosexuales y otras poblaciones procedentes de toda Europa consideradas de alguna forma como enemigas. Entre ellas se encuentran los españoles que huyeron del régimen de Franco al final del la Guerra Civil, la mayoría combatientes republicanos o miembros de partidos políticos, que fueron hechos prisioneros por los alemanes al llegar a los Pirineos o al ser detenidos por su pasado o formar parte de la resistencia francesa. Franco ya había pactado con Hitler en 1940 que debían ser apresados.
Los detenidos fueron deportados a diferentes campos en Austria y Alemania. Los historiadores han documentado una cifra exacta aproximada a los 9.000, según los datos conservados de los mismos en diferentes inventarios realizados después de la guerra. La información se puede consultar en la publicación del Ministerio de Cultura titulada, Libro Memorial. Españoles deportados a los campos de concentración nazis (1940-1945), obra de los historiadores, Benito Bermejo y Sandra Checa, y en la web del mismo organismo, que lleva incorporado un buscador. Los datos que aporta se encuentran abiertos, y se espera completar, porque muchos detenidos ya eran considerados como apátridas, no reconocidos como españoles;  ha desaparecido la información o residían en otros lugares de Europa. El campo con mayor número de deportados fue Mauthausen-Gusen, al que llegaron unos 7200, de los que fallecieron unos 5000. Se tienen noticias significativas de españoles en Buchenwald donde estuvo confinado el escritor y político, Jorge Semprún, y Ravensbrück, donde apresaron a 400 mujeres. 
Neus Catalá, estuvo en Ravensbruck, El País
Sobrevivir fue producto de la resistencia física y de tener un oficio útil a los verdugos. La alternativa era el trabajo en la cantera de Mauthausen en condiciones extremas de temperatura y esfuerzo físico o los malos tratos continuos, junto con los experimentos médicos más crueles hasta la muerte. Tras la liberación de los campos, los prisioneros españoles tuvieron que continuar en el exilio por la actitud contraria del gobierno de la dictadura, principalmente en Francia. La dura experiencia vivida ocasionó el olvido de muchos a los que sus familias o los historiadores tratan de identificar en la actualidad. Con frecuencia aparecen noticias de nuevos descubrimientos. Algunos lucharon desde el primer momento para evitar ese olvido, realizando censos o dando testimonio oral o escrito en forma de biografías, novelas o conferencias. Manuel García Borrado, llegó a ser administrador y guía de Mauthausen durante veinte años para el gobierno austriaco. También hicieron o mantuvieron material fotográfico imprescindible como Francisco Boix que ayudó a encausar a los criminales nazis. Todavía quedan supervivientes ya octogenarios o nonagenarios de aquel horror que fallecen por la edad, el último, Antonio Ballesta, protagonista de una intensa peripecia vital y de las más despiadadas torturas.
Antonio Ballesta, superviviente de Mauthausen/EFE
Finalmente se hace necesario mantener la memoria histórica de estos hechos para hacer justicia de alguna manera y que no queden en la impunidad. A ello contribuyen las publicaciones históricas que salen a la luz; la actualización en la red de la información de las víctimas que permiten los ministerios de Cultura y de Justicia; y las asociaciones de víctimas y familiares, siendo la más famosa, AMICAL DE MAUTHAUSEN Y OTROS CAMPOS y de todas las víctimas del nazismo en España.

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